Hoy quiero compartir una experiencia sexual -perdón, es la costumbre- publicitaria, experiencia publicitaria sí. Algo que quizá vosotras/os hayáis vivido u os pase algún día. Aunque reconozco que es bastante absurcioso, es decir, absurdo a la par que gracioso. –Como dice Barney, inventarse palabras es síntoma de inteligencia-
El otro día pasé por la agencia de publicidad con motivo de mis prácticas. La directora me tenía que regalar unos libros para que los ojeara antes de empezar, y hasta ahí todo normal. Yo seguía muy entusiasmado y atento a sus historias. Intentando arañar argumentos coherentes en cada cosa que me explicaba aunque tembloroso por si metía la pata. Pero de repente, en el momento de la despedida, me dijo: “Ah, espera, te traigo al creativo y te lo presento”. Aquí se me fue la olla, nunca mejor dicho, pues yo nunca había visto un creativo ¡en carne y hueso!
Tantos años hablando de creativos, siempre nombrados en clase, leídos por Internet. Y al final iba a hablar con uno en versión original; con sus brazos, piernas e ideas locas. Uno en 3D con alma propia. Así que estaba deseoso de que entrara por la puerta.
Cuando escuché sus pasos por el pasillo mi cabeza volvió a desvariar. Me imaginé al ser superior, a Moisés abriendo el mar rojo, a la Apple Store de NY deslumbrando la quinta avenida. Y cuando el “raro avis” cruzó la entrada del despacho mis neuronas se excitaron produciendo un pastiche audiovisual del calibre:
“Un extraaaaaaaaaaaño. Del exteriooooooooooor. Óoooooooooh”
“¿Es un pájaro? ¡no! ¿es un avión? ¡no! ¡es superman creativoman!”
“Demos gracias al señor y gritemos todos ¡A-LE-LUUUUUUUUYAA!”
PD_ aprovecho para dedicarme la entrada de hoy. No quiero pecar de falsa modestia pero me han dado el premio de las Jornadas Blanquerna 2011 a la mejor Gráfica publicitaria y otro premio a la mejor fotografía de Libre creación. Así que ya sabéis,
unos cardan la lana, otros se llevan la fama ;)